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Peter Bruegel, "Belén en los tiempos de Cristo", 1566. |
Esta época es una en que tenemos la oportunidad especial de
dar testimonio de nuestra fe. Quisiera dar algunas razones por las cuales yo sí
celebro la Navidad, algunos aspectos que no me gustan o no celebro, y una
palabra para aquellos que no la celebran.
¿Qué es la Navidad?
Es importante tener una definición de lo que es la Navidad.
Navidad viene del latín nativitas,[1] que
quiere decir “nacimiento”. Así que, básicamente, la Navidad es la celebración
de la encarnación; es decir el nacimiento del Dios hecho Hombre, nuestro Señor
Jesucristo. En la Navidad se celebra algo que ninguna otra religión alega: que
Dios se hizo carne con el propósito de salvar a sus criaturas de su pecado y su
destino, el infierno.
Esa es, entonces—idealmente—la razón por la cual existe la
Navidad. No son los regalos, ni las luces, ni el pinito, ni dar amor.
Principalmente es una celebración. Es una fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, muchos alegan que no debemos celebrar la
Navidad. Me parece interesante que la mayoría de las personas que proponen esto
no son ateos o personas de otra religión (ellos simplemente ignoran la razón y
disfrutan de la época), sino Cristianos, normalmente conservadores, y con
buenas intenciones. Una de las principales alegaciones es que no sabemos si
Cristo nació el 25 de diciembre, y que más bien ésta es una celebración
Católica con orígenes paganos que no tienen nada que ver con el deseo
Cristiano-Protestante de ser regulados sólamente por la Palabra de Dios.
Démosle, entonces, un vistazo al origen de ésta celebración.
El Origen de la Navidad.[2]
Dejemos en claro algo: la Biblia no dice cuándo nació
Jesucristo. La mayoría de los teólogos hoy en día están de acuerdo que muy
probablemente Cristo no nació el 25 de diciembre, y no voy a discutir las
fechas que se proponen porque al final es hacer lo mismo, tratar de poner una
fecha cuando simplemente no sabemos.
El registro histórico muestra que la primera persona en
asociar el 25 de diciembre con el nacimiento de Cristo fue un historiador
Cristiano llamado Sextus Julius Africanus, y ésto fue en el año 221 después de
Cristo. Este dato es muy importante ya que la celebración del Sol Invictus fue
inaugurada por el emperador Aureliano en el 274 d.C., casi 50 años después. Así
que alegar que la fecha navideña es simplemente lo mismo al Sol Invictus es
problemático.
Estamos hablando, entonces, que ésta asociación entre el
nacimiento de Cristo y el 25 de diciembre comenzó hace más de mil setecientos
años.
¿Pero qué no era la Navidad, específicamente el 25 de
diciembre, una festividad romana/pagana que celebraba el Sol Invictus, o el dies solis invicti nati, es
decir, “el día del nacimiento del sol inconquistable”? Hay que dejar otra cosa
en claro: esta alegación no es segura, por las razones vistas arriba. ¿Una posibilidad? Sí. Pero el
registro histórico no es claro al respecto, y hay otras teorías del porqué de
la Navidad, así que decir con toda certeza que la Navidad no es más que una
tradición pagana es ingenuidad. R.C. Sproul, teólogo y pastor, argumenta que si
los Cristianos celebraban el 25 de diciembre de manera consciente y con el
propósito de combatir, competir y suplantar la religión pagana que adoraba al
sol, ¡bien por ellos!
Digamos que sí, la Navidad es la “cristianización” del dies
solis invicti nati. ¿Entonces qué hacemos? Ésto que voy a decir ahora
es mi opinión, aunque basada en mi teología del Reino de Dios.
El Reino de Dios, representado por los hijos de Dios, es
superior al Reino Terrenal. Por lo tanto los Cristianos tenemos el deber y el
poder de “redimir” ciertos aspectos de nuestra cultura, siempre y cuando se
haga con cuidado y con el propósito de expandir el Reino. Un ejemplo
contemporáneo sería cómo muchos Cristianos celebran el Día de la Reforma el 31
de Octubre, en lugar de celebrar el Halloween.
Si hace mil quinientos años, los Cristianos, cuya Fe se
expandía vorazmente por el Imperio Romano y hasta los lugares más remotos del
mundo conocido, decidieron cambiar esa tradición pagana por una tradición
Cristiana, hicieron una buena labor, porque hoy en día nadie sabe lo de
la tradición pagana, y todo mundo sabe de la tradición Cristiana.
Es increíble que la celebración de la Navidad tiene cientos
de años, cuando hoy en día nadie sabe ni se acuerda de la tradición pagana
del Sol Invictus. Es decir, los Cristianos ganamos, si pudiera
ponerlo de esa manera.
¿Pero... qué del pinito, las decoraciones, y Santa?
Es verdad que antiguamente algunas naciones paganas adoraban
árboles. Igualmente, algunas civilizaciones (incluida la Hebrea) veían el árbol
como símbolo de la vida eterna. Sin embargo, ninguna persona que pone un pino
de navidad tiene remotamente en su mente el deseo de adorar el árbol.
El uso del pinito como decoración navideña se remonta a
aproximadamente el siglo 16, en Alemania. En el siglo 17 se introdujo a los EUA
a través de colonos alemanes, y en el siglo 18 era una tradición muy popular
entre los Luteranos alemanes. Para el siglo 19 y 20 ya era una tradición
Cristiana popular alrededor del mundo, y algunos argumentan que la figura del
pino representa la Trinidad por su forma triangular; y por supuesto, la
estrella en la cima representa la estrella de Belén.
Aunque puede ser que el pino venga de ciertas tradiciones
alemanas no-Cristianas, para los Cristianos alemanes era ciertamente una
tradición Cristiana.
La tradición de las luces es relativamente moderna por el
obvio motivo de que la electricidad es una invención moderna. Sin embargo, esta
tradición se remonta al siglo 17, en donde los Cristianos decoraban sus casas
con velas para celebrar la Navidad.
La tradición de dar regalos data de los finales del siglo
18, y es un recordatorio de que así como Dios dio a su Hijo, y como los Magos
trajeron presentes a Cristo, los Cristianos debemos igualmente ser dadivosos y
dar regalos a los demás. Un regalo siempre es inmerecido, al igual que Cristo.
En cuanto a Santa Claus, el personaje moderno se parece poco al personaje histórico de Nicolás de Myra, el pastor que, según la leyenda, al llegar al concilio de Nicea, ¡le dio una cachetada a Arrio el hereje! [3] Lamentablemente, el Santa Claus de hoy se parece poco al personaje histórico. Si, tiene un traje rojo (como los obispos), y da regalos a los niños (se dice que Nicolás era muy generoso), pero además de eso… no mucho
Yo no soy uno que demonice a Santa Claus. No me "rasgo las
vestiduras" cuando veo a un Santa en el centro comercial, o en la TV
tomándose un refresco popular. Sin embargo, creo que aquellos que incluyen a
éste personaje en su celebración deben de hacerlo con cuidado.
A mis hermanos que no celebran la Navidad
Ya di algunas razones por las cuales yo celebro la Navidad.
Una última: la gran mayoría de la gente está espiritualmente un poco más
sensible en ésta época. Es más probable que acepten una invitación a la reunión
de la iglesia, que lean algún folleto, vean una película evangelística,
escuchen villancicos o acepten una lectura de los Evangelios en Nochebuena.
Además, no celebrar la Navidad es visto con desconfianza por
los que no creen. “¿Qué no son Cristianos? ¿Y no celebran el nacimiento de
Jesús? Han ser de alguna secta”. Es decir, no celebrar la Navidad resulta
muchas veces contra-producente.
Pero si tú, mi hermano, por motivos de conciencia, o por
cualquier otro motivo (por ejemplo, la secularización de la Navidad, lo cual a
mí también me preocupa), no celebras la Navidad... estás en tu derecho. La
Biblia dice que tenemos la libertad, y también la obligación, de no ir contra
nuestra conciencia. Igualmente, ya que la celebración de la Navidad no es
mandada en la Biblia, no estás obligado a celebrarla. Los Puritanos no la
celebraban, y tú no tienes qué hacerlo. No me molesta ni me enoja, aunque no
creo que sea la mejor decisión.
Concluyendo...
En cuanto a mí, sí celebro la Navidad. Me gustan las luces,
el pinito, y dar regalos (¡y recibir también!). Y es verdad que el verdadero
motivo de la Navidad se está perdiendo y está siendo suplantado por otras
cosas. Pero por la gracia de Dios, no será así en mi vida.
Así que... ¿debemos celebrar la Navidad? No debemos (no es una
obligación), pero podemos (es una oportunidad).
Sin más qué decir...
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