Hoy
celebramos la muerte de Jesucristo. Ponte a pensar... suena un poco raro.
¿Celebrar la muerte de una persona? Normalmente celebramos la vida de las
personas. Su muerte, por lo general, es vista como trágica, o como el
desenlace natural e inevitable de la vida.
Con
Cristo es diferente. No sólo su vida, sino también su muerte es motivo de regocijo. ¿Por qué?
La Muerte de Cristo era Necesaria
¿Tenía
Cristo que morir? La respuesta es sí. De hecho, era el plan de Dios que Cristo
muriera. Aunque aquellos que entregaron a Jesús y lo crucificaron son culpables
por haberlo hecho, la Biblia enseña que todo esto era parte del plan soberano
de Dios (Ac. 4:27-28).
Dios
mandó a su Hijo a morir por nuestros pecados. Su muerte estaba profetizada (por
ejemplo en Is. 53). La muerte no tomó a Dios por sorpresa. Era un plan
perfectamente bien orquestrado.
La
Biblia dice acerca de la muerte de Cristo, “Quien llevó él mismo [es decir, Cristo mismo] nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pe.
2:24).
Así
que la muerte de Cristo era necesaria para darnos vida. Vida eterna, la cual
comienza desde el día que creemos en Él.
La Muerte de Cristo nos da Victoria
La
muerte de Cristo era necesaria también porque en ella el Cristiano encuentra la
victoria sobre la muerte.
1
Corintion 15 es el gran capítulo en donde el apostol Pablo defiende la
resurección de Cristo. Es increíble que hay “cristianos” que niegan la
importancia de la resurección de Jesús.
Pablo
le da suma importancia a la resurección: “Y si Cristo no resucitó, vana es
entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1Cor. 15:14). Algo
vano es hueco, sin estabilidad, una tontería. La importancia de la veracidad de
la resurección es vital en el Cristianismo.
Si
Cristo no hubiera muerto, tampoco hubiera resucitado. Pero si Cristo murió y
resucitó, entonces Él puede hacer lo mismo con nosotros. Él nos puede dar vida.
Pablo
continúa: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados” (1Cor. 15:22).
La
muerte de Cristo nos da la victoria porque Cristo conquistó la muerte. Al
resucitar, Él se ha declarado vencedor y por lo tanto es capaz de salvarnos por
siempre.
Celebramos
la muerte de Cristo porque es motivo de celebrar. Si Cristo no hubiera muerto,
las profecías no se hubieran cumplido y Dios sería hallado falso. Y si Cristo
no hubiera muerto, tampoco hubiera resucitado. Pero murió. Y no se quedó en la
tumba.
Sí,
hoy es viernes. Cristo murió un día como hoy. Como dijo un predicador, “Es
viernes... pero ya viene el domingo”.
Ya
viene el domingo. El día en que Jesús resucitó.
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