Vivimos una vida acelerada.
Pero todas esas cargas y trabajos no se comparan en lo más mínimo con el peso del pecado en nuestras vidas. Como el personaje de aquél famoso libro,[1] nuestro pecado es como una pesada mochila sobre la espalda que nos dificulta el caminar y nos hace miserable el camino de la vida. Peor aún, Dios es claro cuando dice que todos los que han pecado (y eso incluye a la humanidad entera [Rom. 3:10]) no pueden ver a Dios (Rom. 3:23) y merecen la muerte eterna (Rom. 6:23) en el infierno (Apoc. 20:15).
Cristo Jesús ofrece una alternativa. "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). Las palabras de Jesucristo son como una botella de agua helada para alguien que acaba de correr un maratón en la ciudad de Monterrey, México, en pleno Agosto. Cristo dice: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga" (Mat. 11:29-30).
¡Un momento! ¿Cómo está eso de que para quitarme la carga de mi pecado tengo que ponerme encima un yugo[2]? ¡Eso no suena nada bien!
La clave está en la última parte del versículo: porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Sin duda alguna que la vida cristiana no es la vida más fácil. Es una vida de sacrificio y devoción. Es una vida en dónde uno debe estar dispuesto a perderlo todo por seguir a Cristo. Sin embargo es la mejor alternativa.
La paz que Cristo da es inigualable y infinitamente mejor que la que cualquier persona tiene sin Él (Juan 14:27). Cristo es el único que nos puede dar verdadero reposo. Tener a Cristo es tener vida, paz, gozo, satisfacción, amor, y la lista continúa.
La única, única forma de apropiarte de Cristo, y de ser perdonado de los pecados es la siguiente: arrepentirse de los pecados y creer en Cristo. Y me refiero a verdaderamente creer en Cristo. No creer de la misma forma en que uno cree en que existe Saturno, sino depositar en Él toda tu fe y creer que Cristo murió en la cruz para salvar a pecadores, siendo tú uno de ellos (1 Tim. 1:15).
Sinceramente, el punto no es qué tan satisfecho estás con tu vida. Eso no importa. La verdad es que todos necesitan a Cristo, y eso me incluye y te incluye.
Hoy puedes convertirte en un seguidor de Cristo. ¿Lo harás?
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